Dicen que las inauguraciones son para cortar listones, echar porras y tomarse la foto… pero al de la Conacca le valió madres el protocolo.
Durante la colocación de la primera piedra de la nueva central de abastos en Pachuca, el hombre soltó verdades como si trajera pico de albañil en la mano:
“Los comerciantes todavía están esperando que el gobernador les haga una central bonita… y gratis.”
Tómala. Así, con sarcasmo al estilo “¿me oyen, me escuchan?”. Y para que no quedara duda de a quién iba el pedradón, se acordó del muy académico José Luis Romo Cruz, que cuando era secretario de Desarrollo Económico y se presentaba como egresado de una universidad gringa muy muy importante —aunque al parecer, con cero sentido común local—, les pidió a fuerza un estudio con una tal “Mercasa”, de España, para hacer la mentada central.
¿El precio? Un milloncito de euros. ¿El resultado? Nada. Solo papeles carísimos y promesas que se fueron directo al archivo de las ocurrencias caras.
Pero el momento más sabroso fue cuando el de la Conacca recordó que el No1, o sea el mismísimo gobernador pasado, tenía la intención de hacer su propia central de abastos —sí, suya, estilo “Central VIP Palacio de Gobierno”— para quitarle el negocio a los comerciantes e inversionistas que ya llevaban años empujando el proyecto.
Porque claro, en vez de apoyar, prefirió el clásico: “yo me hago la mía, a ver si pega.”
Así que esta primera piedra, además de cemento, llevó veneno con dedicatoria, pasivo-agresividad institucional y una cachetada con guante blanco para quienes juraron que sabían de desarrollo económico… y terminaron sin saber ni ubicar el periférico donde está la actual central toda regacha.
