Bertha Miranda se vistió de naranja y pidió que el Día Naranja no se quede en usar un color. Qué bueno que lo dijo ella, la misma que cuando tocaba protestar por los derechos de las mujeres, se paseaba muy institucional justo el día que el gobierno 4T en Hidalgo ponía vallas… ¡a las mujeres!
Sí, las vallas esas que dividen, pero que también protegen conciencias de cartón.
Eso sí, cuando se trata de exigir, ahí sí: que se garanticen los derechos, que se escuche la voz femenina, que se erradique la violencia. Pero cuando las morras quieren gritarlo en la calle y pintarlo en las paredes, entonces ya no les gusta tanto.
Se llama feminismo… pero con filtro sepia y patriarcado institucional.
En resumen: Día Naranja, pero con memoria selectiva. Ojalá un día se pinte de coherencia.
¿O será mucho pedir?