Fragmentación del crimen organizado en México: 25 años de rupturas, alianzas y nuevas células

Línea del tiempo de la fragmentación de cárteles en México de 2000 a 2025, con los grupos derivados del Golfo, Sinaloa y CJNG.

Durante un cuarto de siglo, las organizaciones criminales en México se han transformado de estructuras jerárquicas con presencia nacional a una red de células locales y regionales, resultado de capturas, enfrentamientos y disputas internas.

Una línea del tiempo elaborada por el Dr. Víctor Manuel Sánchez Valdés, académico de la Universidad Autónoma de Coahuila, ilustra con precisión esa evolución: del año 2000 al 2025, el mapa criminal del país pasó de cinco grandes cárteles a más de cuarenta organizaciones activas, muchas de ellas con presencia focalizada y vínculos internacionales.

El origen: los grandes cárteles de la década del 2000

Al inicio del siglo, los grupos dominantes eran el Cártel del Golfo, el Cártel de Sinaloa, el Cártel de Juárez, el Cártel de Tijuana y el Cártel del Milenio.

Su poder se basaba en el control de rutas de trasiego, la protección de autoridades locales y redes de lavado de dinero. La estabilidad relativa dentro de cada organización se rompió con el cambio de estrategia federal en 2006 y la posterior militarización de la seguridad pública.

Fue entonces cuando el Cártel del Golfo sufrió su primera gran fractura: la separación de su brazo armado, Los Zetas, marcó el inicio de una etapa de violencia sin precedentes.

Años más tarde, esta ruptura dio paso a nuevas células como el Cártel del Noreste, Sangre Nueva Zeta, Pura Gente Nueva y Los Alemanes, que extendieron sus operaciones hacia el noreste del país.

Michoacán: el laboratorio del crimen fragmentado

La zona de Tierra Caliente en Michoacán se convirtió en ejemplo de la mutación del crimen organizado.

De la Familia Michoacana, que en un inicio se presentaba como un grupo con discurso “social”, surgieron los Caballeros Templarios, los Viagras y células menores vinculadas a la extorsión, el control del aguacate y la minería ilegal.

Esta constante reconfiguración convirtió al estado en un epicentro de conflicto entre grupos locales y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que desde 2011 extendió su presencia a esa región.

Actualmente, la Familia Michoacana y los Viagras mantienen influencia en municipios del occidente, aunque con estructuras más débiles y dependientes de alianzas temporales.

Sinaloa, la vieja escuela y sus nuevas generaciones

El Cártel de Sinaloa es el grupo con mayor permanencia y capacidad de adaptación, según el estudio.

Desde principios de los 2000, consolidó una red transnacional encabezada por Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, Ismael “El Mayo” Zambada y Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”.

Sin embargo, la detención y extradición de Guzmán generó divisiones internas que dieron origen a facciones como Los Chapitos, Cártel de Caborca, Cártel Nuevo Imperio, Mexicles y La Mayiza.

A diferencia de otros grupos, Sinaloa ha mantenido una estructura flexible que le permite operar con cierta coordinación, aunque sus conflictos internos —especialmente entre los hijos de “El Chapo” y los antiguos socios de Zambada— han incrementado la violencia en estados como Sonora, Durango y Baja California.

El ascenso del CJNG y la nueva generación de violencia

Del extinto Cártel del Milenio nació el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), hoy considerado uno de los más poderosos del continente.

Bajo el liderazgo de Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, el CJNG se expandió rápidamente por el occidente y el centro del país, desplazando a antiguos grupos y enfrentando al Estado con un poder de fuego inédito.

No obstante, también ha enfrentado fracturas internas.

El gráfico del Dr. Sánchez Valdés identifica nuevas escisiones como el Cártel Nueva Plaza, La Barredora, el Cártel de Tepalcatepec y los Blancos de Troya, que operan con relativa autonomía y compiten por el control local del tráfico de drogas y la extorsión.

El crimen organizado en México se fragmentó de 5 a más de 40 grupos entre 2000 y 2025, según un estudio de la Universidad Autónoma de Coahuila.

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