En Tula de Allende ya no se cuentan los días, se cuentan las ejecuciones. Que si uno apareció tirado en tal colonia, que si otro más con su narcomensaje en plena vía pública. Y mientras la delincuencia organiza sus turnos, la seguridad pública—tanto estatal como municipal—parece estar de vacaciones… permanentes.
Dicen que el secretario Salvador Cruz Neri tiene muchas estrategias, pero ninguna que se note en Tula. A lo mejor están aplicando el plan “que se calmen solos”, muy en línea con la austeridad operativa. Urge que alguien haga algo más que redactar comunicados y prometer reuniones. Porque si no lo han notado: Tula ya no es zona de riesgo, es zona de guerra. ¿O será que el polvorín les explota mejor si lo ven desde Pachuca?
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